En la raíz de la Navidad
Más allá de la pomposidad publicitaria que genera “Papá Noel” en cada uno de los acontecimientos navideños, me atreví a remitir, desde Cajamarca. Perú, una carta al espíritu de los propulsores y responsables de la llegada del niño Jesús a nuestro planeta.
Creo que los humanos, siempre vamos a mantener esa dosis de sentirnos niños mientras caminemos por la sublime esperanza de un presente y mañana mejor. La llegada del niño redentor por hacer de este mundo un espacio de concordia y amor por los demás, siempre debe estar presente en el corazón de cada uno de nosotros.
Qué lindo sería, no solo recordar, sino colocarnos la vestimenta del niño Jesús y explorar tantas vivencias y sacrificios en pro de la humanidad. Lastimosamente, la gran industria del mercado ha impuesto sus reglas de juego.
Aun así, cuánto del desprendimiento de los jerarcas del cristianismo, o de los gobernantes, deberían imponer, dentro de una búsqueda permanente la construcción de un reino mejor para nuestros niños.
¿Cuántas veces hemos repetido, no te entiendo sociedad? Y uno de esos casos lo experimenté cuando, “en horas de la mañana, en una céntrica calle de Cajamarca, una abnegada madre de familia se ubicaba con su carretilla en un ambulatorio puesto de venta. Con un bebé en la espalda y otro niño de cinco años ayudando en el expendio de maní. Se inicia la venta de este producto, y de los primeros ingresos, la mamá le pide al hijo que compre un vaso de quinua. La madre lo recibe y cumple con ingerir su desayuno. El niño, sentado a un costado, observa la carretilla; pasan los minutos y no aparecen los compradores. Hasta que llegan tres jóvenes y adquieren un maní cada uno. El niño se incorpora, su mirada denota alegría. Se acerca a su mamá y le pregunta, ¿ya puedo comprar mi quinua, mamá?”.
No es la historia inventada. Se trata de una realidad que por lo general pasa desapercibida. Tal vez se trate de un niño sufriendo los efectos de alguno de esos gobernantes donde para ellos, la realidad es “excelente e inclusiva”. He ahí, que la navidad como tal debería sostenerse en políticas serias y redentoras. Es decir, lejos de esa hipócrita actitud de amasar fortuna sin pensar en las nuevas generaciones. Más de uno dirá, “no hable así, estamos en navidad. Se molesta Papá Noel”. El tema no es ese. El tema es, cómo recoger lo profundo del mensaje de la llegada de Jesús. Solo así, se iluminarán los ojos de tantos niños y familias para construir un reino mejor. Es decir, una navidad con profundo espíritu redentor. Navidad Feliz, dentro de un concepto de convivencia de familia y sociedad.